quarta-feira, agosto 18, 2010

Mi visión de Portugal

Podría decir que he estado a punto de ir dos veces, pero es una mentira. La primera opté por recorrer Italia para practicar una lengua que día a día me gusta más; la segunda cambié el boleto de avión por unas gafas de sol (decidí dejar a un lado mis miradas exorbitantes y a medio párpado, es decir, me operé). Así que aseverar que he estado por ir es una mentira, sin embargo he recorrido un par de veces Alfama, me he quedado horas parado frente al Tejo, contemplando su cauce, me he perdido en la voz de Teresa (Salgueiro, que otra podría ser) Amalia o Mísia y junto con ellas he visto bares, iglesias, calles, puertos, tristezas o mejor dicho saudades. He visto en las letras de Saramago y de José Prata las partes sórdidas de este país que de un modo u otro me atrae, me fascina. Portugal es algo así como mi amor platónico, ese que intercambia miradas, gestos y sin embargo hay algo entre nosotros, más allá del mar y las horas de viaje que nos impide vernos, acariciarnos. He soñado sus calles (Wenders me ayudó un poco en esto, lo confieso) y las he transitado montado en un tranvía, añorando ver el café que a diario visitaba Pessoa...todas son imágenes vanas, lugares comunes, portadas de revista o vídeos de youtube, pero a veces mis oídos perciben el aleteo de las gaviotas, mis labios saborean el oporto y mi olfato se llena de un olor de frutas maduras...sé que tarde o temprano estaré ahí, para desmentir o potenciar esta imagen que me rodea...hasta entonces Portugal seguirá siendo ese lugar entre sueños, fados y poesías ajenas que espero un día hacerlas propias mientras camino en el parque Eduardo VII o el Parque das Nações o mientras espero, afuera del estadio, entrar para celebrar un gol del Benfica...

quarta-feira, agosto 11, 2010

Reflexão Coração



Não existe a circularidade flamejante que por vezes buscamos, como se fosse possível cumprir a mesma promessa uma segunda vez. O eterno retorno é apenas o mito. Os círculos não se fecham, não se selam com lacre.

Não acredito no Fim. O Fim é a utopia que, ora temos como presença certa, ora fazemos de conta que não existe. E Como se faz de conta de uma coisa que realmente não existe? Tentando fintar o insconsciente, que por vezes nos guia por bonitas encruzilhadas. E, se, a memória nas mais diversas formas, perpetua indefinidamente uma experiência vivida, é essa mesma experiência que serve de paradigma para aferir a ausência de um tutto finito. A experiência é o ad eternum da Vida.

Deito-me sob uma torre de pedra antiga e no peito carrego alguns registos "memográficos" dos momentos que passei e passámos há momentos, não os mesmos que passei e passámos há muitos dias atrás naquele mesmo espaço, transformado agora pelo tempo e pela emoção do regresso, com outra matiz.